Por sus características, las vales del sector central de la cuenca del Ebro carecen de posibilidades de aprovechamiento hidrológico, sin embargo la Val de Zaragoza conserva un importante testimonio que nos muestra que no siempre ha sido así. Se trata de una obra hidráúlica espectacular, el Azud de Bastarás (0061 o 0057 o 0059 o 0292), construida para la puesta en regadío de una zona cercana.
En el lóbulo de uno de los meandros de la Val de Zaragoza se construyeron varios diques de tierra para encauzar el agua hacia un azud de 3,5 m de anchura, que era convenientemente cerrado en momentos de crecida conduciendo el agua por una amplia acequia hasta alcanzar unos partidores que la derivaba hacia los campos y hasta una gran balsa situada en la parte final, en la Aldea del Árbol. Se desconoce la fecha de su construcción pero se estima que pudo hacerse a mediados del siglo XVIII, estando ya abandonada a principios del siglo XX. Las condiciones ambientales con más precipitaciones durante algunas fases de la Pequeña Edad del Hielo debieron propiciar este importante proyecto, para el que se utilizó grandes sillares de caliza en los puntos principales.

Entre los elementos que aún pueden ser visitados está el gran azud y aliviaderos, así como los grandes muros que dan inicio a la acequia (actual camino), rematados por un gran tronco de sabina en su parte alta.